En mi última intervención sobre este tema, dije que la indignación -a veces-, no tiene límites: la mía sigue creciendo en un grado exponencial. Es terrible cuando la ineptitud se asocia a la soberbia. Hemos alcanzado un nivel de contagios del covid19, que superó a la Argentina! Y estamos a pocos días de llegar al nivel de saturación de los CTI. Mientras tanto, el gobierno continúa montando su Show de conferencias inocuas, en las que no se dice nada. Y tal es su grado de "sensibilidad" ante el drama, que la Femi solicitó una reunión urgente al Presidente por la saturación de los CTI y se las concedió para el jueves de tarde! Y la Sociedad Uruguaya de Medicina advirtió en el mismo sentido. En tanto, el "Grupo Interdisciplinario de Análisis de Datos", alerta sobre el aumento de muertes evitables, y el deterioro social y económico". La Academia de Medicina también advierte sobre la perentoriedad de las medidas restrictivas.Tal ha sido el grado de improvisación e ineficiencia de nuestro equipo gobernante, que en un país pequeño y de escasa población, con un buen sistema informático de conexiones y datos, contando ya con la experiencia de otros países que comenzaron mucho antes la pandemia, no se previó, se actuó con hermetismo -"confidencialidad", le llamaron-, y ahora se anuncia con bombos y platillos como si fuera toda una conquista, la nueva tanda de vacunación: si no fuera una tragedia, sería un sainete. Ayer, en menos de una hora se agendaron 500.000 personas, y las vacunas disponibles alcanzan a 170.000!
Y otra cosa más entre tantas: tengo alrededor de mi casa centros nocturnos, que a las 12 y a la 1 de la madrugada, concentran decenas y decenas de personas en condiciones que cabría calificar de "promiscuidad". En pleno Centro. Eso ilustra la hipocresía de la ley que proscribe una reunión de más de diez personas: es impracticable.
Un Diario de Montevideo que prefiero no mencionar porque me resulta innombrable, editorializa hoy, sentenciando que sobre lo científico está lo político. No señores, no falsifiquen. Lo que está por encima de todo -más aún en condiciones tan dramáticas-, es lo humano, la solidaridad y el cuidado del bien de todos; en primer lugar de los más débiles. Desgraciadamente, no se ha entendido así. Estamos viviendo un drama colectivo, que pudo haberse impedido o atenuado en gran medida.
Y al margen -o no tan al margen-, hace ya como tres meses se ignoró descortesmente el ofrecimiento del presidente Alberto Fernández de Argentina, de cooperar con Uruguay con vacunas Sputnik. Y ni qué decir que las dos vacunas cubanas -una de las cuales ya está en fase 3-, son innombrables. ¿Tanto prescinden nuestros gobernantes de la política?
Cabe reiterarlo: nada peor que la ineptitud y la sordera ante las advertencias de los que saben. El gobierno es el primer y más grande responsable. Cuando lo humano debería estar por encima de todo.